Ante la amenaza de aniquilación de toda forma de vida, las fuerzas de la Alianza comandadas por el alto señor Bolvar y las fuerzas de la Horda a las órdenes de Colmillosauro el Joven han dejado a un lado sus diferencias para tratar de contener los asaltos de la Plaga a Azjol-Nerub y Naxxramas, y evitar ser sorprendidos por la retaguardia. Aún así, el momento de enfrentarse en la Puerta de la Colera al mismísimo Rey Exánime parece inevitable.
La gesta comienza así:
El herrero limpió el icor de mi espada, ojeó la hoja y la lanzó al montón que tenía a sus pies. “Está demasiado dañada. Coge otra”, gruñó, señalando a la fila de armas detrás de él. “¡Siguiente!”
Tras obtener mi nueva hoja, volví a comprobar mi armadura: deteriorada, pero sólida. Más que suficiente para la siguiente batalla.
Mientras buscaba a mi lobo, dieron la orden: “¡Gakarah ma!”
Los soldados nos apresuramos a formar filas para nuestro comandante, Colmillosaurio el Joven. Detrás de él se alzaba la imponente sombra de Angrathar la Puerta de la Colera, pero él no parecía darse cuenta. Nunca había conocido a un orco más valiente. Por lo que había visto hasta entonces, era verdaderamente el hijo de su padre, tuviera piel parda o no.
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